Blog > Aforismos informáticos - Monos y plátanos (y agua fría)

13 de febrero de 2022

En un experimento se deja a un grupo de monos en una habitación con una escalera; y en lo alto de la escalera unos plátanos.

Cuando unos de los monos trata de subir, todos son rociados con manguerazos de agua fría a modo de castigo. Con el tiempo los monos dejan de intentar subir la escalera.

Entonces se sustituye a uno de los monos por otro nuevo; cuando el nuevo integrante intenta subir la escalera para recoger los plátanos, los demás monos le enseñan -a golpes- a no subir para evitar el castigo del agua fría.

El proceso se repite y un nuevo mono se reemplaza: de nuevo a este osado mono los demás le enseñan la lección, incluyendo al primer mono que entró que nunca ha recibido el castigo de agua fría.

Con el tiempo todos los monos originales son sustituidos; pero todos seguirán enseñando la lección a los nuevos integrantes, aunque nunca hayan experimentado el castigo original.

Interpretación libre de la investigación de Gordon R. Stephenson, Stephenson, G. R.(1967), Cultural Acquisition of a Specific Learned Response Among Rhesus Monkeys – In: Starek, D., Schneider, R., and Kuhn, H. J. (eds.), Progress in Primatology, Stuttgart: Fischer, pp. 279-288.

El cuento de los monos y los plátanos se ha utilizado para ilustrar cómo nos aferramos a nuestras costumbres en nuestra vida diaria, sin pararnos a pensar en los motivos por los que hacemos las cosas de esa manera.

He leído sobre esta historia desde los años 2000, pero no reparé en la investigación original en la que se basa hasta que leí el libro Desayuno con partículas, de Sonia Fernández-Vidal, alrededor del año 2018 o 2019.

Y lo cierto es que, realmente, el estudio de Stephenson de 1967 que se cita como fuente... no tiene nada que ver con la historia de los monos, los plátanos y el agua fría. En esta página (en inglés) se aclara lo poco que tiene que ver el cuento con la investigación original: ni en la forma ni en las conclusiones del experimento.

En cualquier caso, el cuento tiene fuerza narrativa como para hacernos pensar por qué seguimos actuando como lo hacemos en distintas situaciones. Vale para una charla de auto ayuda, pero nada más; y, desde luego, nada demostrado científicamente.

Así que si compartes la historia de los monos y los plátanos, asegúrate de mencionar que no es un experimento real sino inventado.

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