Todos los estudiantes de España hemos leído El Quijote. Y en mi recuerdo solo quedó la obligación pero no el disfrute.
Ya adulto he querido revisitar El Quijote. Cuando en el 2014 Arturo Pérez-Reverte publicó su adaptación, no exenta de polémica, me parecío que esa edición cumplía exactamente con mi objetivo: disfrutar de El Quijote sin las dificultades que tuve cuando lo leí de estudiante.
Como dice el prólogo:
Esta edición de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha ha sido adaptada para uso escolar por la Real Academia Española.
Con ese objeto, y a fin de facilitar una lectura sin interrupciones de la trama principal de la novela cervantina, se han retirado del texto original algunos obstáculos y digresiones que podrían dificultar aquella.
Después de la lectura: claramente creo necesaria una versión como la de Pérez-Reverte. Si no El Quijote quedaría relegado a especialistas y el resto de los mortales hablaríamos de él simplemente repitiendo como loros su importancia, pero sin entender ni apenas saber de Don Quijote.
Sobre la lectura misma, me quedo con el buen sabor de boca de la primera parte. Y sobre la desigual segunda, donde a Don Quijote y a Sancho le siguen el rollo; de esta segunda parte me quedo con ahondar en la sabiduría de la pareja. O en lo "discreto", como se dice en el libro.
En resumen. Objetivo personal de disfrutar de El Quijote: conseguido.