Un día, en mi trabajo, se me presentó una situación que solo podía justificarse por medio una sucesión de inverosímiles interpretaciones de hechos precedentes. Una situación rocambolesca, como la define la RAE.
Recordé la etimología de rocambolesco: Rocambole, un personaje literario, de un tipo de obras que se denomina folletín. Y sin más, dado que el precio del libro era adecuado (4,79 € por 480 páginas), lo compré y le ha tocado turno (probablemente por encontrarse en lo alto de la pila de libros).
Del libro solo puede decirse que da lo que cabe esperar. En las primeras 50 páginas han confluido:
En fin: personajes arquetípicos dentro de historias que se entrecruzan en situaciones inverosímiles, todo en pro del melodrama.
Esta fórmula se repite durante el resto del libro. Los personajes reaparecen disfrazados o redimidos sin que nadie sospeche de ellos; lo cual hace la historia más inverosímil. Las maquinaciones son cada vez más exageradas. Y las resoluciones de los conflictos: extraordinarias. En suma: rocambolesco por definición.