... la dificultad de identificar nuestra incompetencia resulta en una sobreestimación de nuestra propia capacidad.
Kruger, J., & Dunning, D. (1999). Unskilled and unaware of it: How difficulties in recognizing one's own incompetence lead to inflated self-assessments. Journal of Personality and Social Psychology, 77(6), 1121–1134
El efecto Dunning-Kruger es
un sesgo congnitivo por el cual las personas con baja habilidad en una tarea sobrestiman su habilidad.
Esta descripción está copiada de la Wikipedia. Pero en este artículo me quiero centrar en dos aspectos derivados de este sesgo:
Por una parte está el conocido como el síndrome del impostor, que realmente se formuló antes de Dunning y Kruger. Fue postulado en 1978 por las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes; en dicho estudio se constataba cómo mujeres, que habían llegado a grandes logros, desconfiaban de su propio genio y en su lugar pensaban en ellas mismas como el resultado de una casualidad, una equivocación o un fraude.
The Imposter Phenomenon in High Achieving Women: Dynamics and Therapeutic Intervention
Este concepto del síndrome del impostor se ha popularizado en los últimos años (estamos en 2024) y ya es un término familiar en Internet (aunque no he podido localizar de dónde viene esta moda). Pero este síndrome es quizá lo que menos me interese.
El aspecto que más me interesa, por haberlo observado en varias ocasiones, es cómo algunas personas se consideran a sí mismas expertos en una materia cuando apenas han empezado a estudiarla o aplicarla.
Experto viene de experiencia, pero muchas veces la experiencia necesaria para dominar una materia está muy lejos de la dedicación que han tenido estos supuestos expertos.
No sabría si la regla de las 10.000 horas es un criterio válido para definir la experiencia (la regla dice que son necesarias 10.000 horas de práctica para dominar una materia compleja, regla popularizada por el libro Outliers: The Story of Success de Malcolm Gladwell, basado en un artículo anterior de 1993 por Ericsson, K. Anders Krampe, Ralf T. Tesch-Römer, Clemens).
Lo que suelo asumir como inexperiencia es:
o bien el primer contacto de una persona con una materia
o la primera vez que una persona resuelve un tipo de problema con una tecnología.
Este segundo aspecto (que dominar una materia no implica que sea la más conveniente para resolver un problema dado) es quizá lo más antiintuitivo para un experto, pero no podemos evitar pensar en que cuando tienes un martillo, todo parece un clavo.