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12 de febrero de 2025
Título: Ángeles fósiles
Autor: Alan Moore
Año: 2014
ISBN: 978-84-942187-1-2

Este libro fue un regalo... un poco raro.

El título Ángeles fósiles hace referencia al dibujo Ángel fósil de Marjorie Cameron; una artista-ocultista (o más bien ocultista-artista) que desarrolló su actividad desde finales de la Segunda Guerra Mundial. Es curioso que el libro no represente esta imagen que le da título, cuando precisamente es extremadamente profuso en ilustraciones.

Nadie en casa tenía conocimiento alguno sobre de este texto de Alan Moore de 2002, pero sospecho que el algoritmo posiblemente lo relacionó mi lectura de El péndulo de Foucault -otro libro sobre ocultismo-.

En la introducción el editor del libro, Servando Rocha, menciona múltiples elementos mágicos como el Mago Simón que aparece en La Biblia en el libro de los Hechos de los Apóstoles, en el capítulo 8 "El Evangelio en Samaria", versículo 9:

Pero había allí un hombre llamado Simón, que de tiempo atrás venía practicando la magia en la ciudad y maravillando al pueblo de Samaria, diciendo ser él algo grande*. Todos, del mayor al menor, le seguían y decían: Este es el poder de Dios llamado grande; y se adherían a él, porque durane bastante tiempo los había embaucado con sus magias. Mas cuando creyeron a Felipe que les anunciaba el reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. El mismo Simón creyó y, bautizado, se adhirió a Felipe, y viendo las señales y milagros grandes que hacía, estaba fuera de sí.

Además de esta nota:

(*) ... Simón, que aquí nos es presentado como seductor de los samaritanos y dado a las artes mágicas, es bien conocido en la historia de las herejías primeras que nacieron en la Iglesia.

Al final de la introducción se menciona la elección de Glycon como dios por parte de Moore, a sabiendas de que es un fraude de deidad. La magia no se muestra como un medio para para lograr cosas, sino que la acción creadora es la propia magia. Una forma de darle trascendencia al acto creativo, que sí me parece un hecho relevante o al que aspirar; pero sin esoterismos (¿O sí?).

En el libro hay varias fotos de, como no, Aleister Crowley. Crowley es uno de los magos más famosos de principios del siglo XX, y su influencia en el ocultismo moderno es difícil de ignorar. Aunque no me queda claro si el libro quiere transmitir una visión positiva o negativa de este personaje: parece que la teatralidad se ve como un arte, y ese tipo de ocultismo artístico sí le parece al texto algo respetable.

Alan Moore destroza las logias/magias modernas (o al menos anteriores a John Dee y Edward Kelley del siglo XVI) a base de metonimias -o sinécdoques, no sé-. Por ejemplo:

Al fin y al cabo, el tráfico de ideas que constituye la esencia y la savia misma de la magia se compone de formas de telegrafía rural en mucha mayor medida que de rituales secretos solemnemente aprendidos después de largos años de empollar, títulos de bachillerato de Hogwarts.

O al final del texto la misma fórmula:

¿Dónde está la magia?

Pues está intentando obligar a nuestro novio a volver a nosotros. Está reuniendo dinero como puede para tapar el agujero de nuestra tarjeta de crédito y tatando de causarle alguna enfermedad terminal a ese capullo con el que sale fue nuestra ex mujer. Está asegurándose de que salga bien la fiesta de pijamas de las Brujas Adolescentes.

Pero Moore reivindica el arte como magia. En la página 130 de esta edicición se dice:

... pensamientos, líneas e imágenes sean exquisitos con el único propósito de ser ofrendas dignas de los dioses, del arte y de la magia en sí. El arte por el arte.

Ya, finalizando, el libro aboga por que toda la sociedad se vuelque en el arte en una orgía alquímica. Donde el arte bulla por todas partes. Me recuerda a la explosión creativa de la contracultura de los 60 o la más doméstica movida madrileña de los 80.

El texto completo -en inglés- está disponible en Internet en estos dos artículos: parte 1 y parte 2.

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